«Acabarán convirtiendo Gijón en una ciudad pensada únicamente para los turistas y no para los vecinos»
Parece que el señor tránsfuga que ayuda a mantener vigente el gobierno del Ayuntamiento de Gijón y que, a su vez, es presidente del organismo que gestiona festejos y demás jolgorios de nuestra ciudad, Divertia, ha decidido que lo de poner casetas de madera en la calle es bien, y que ese modelo de concesión, y enésimo asalto del espacio público en fervor del consumo veraniego, debe llegar y colapsar el ya de por si colapsado verano en Cimavilla. Propone, por la ‘módica’ cantidad de 120.000 euros públicos, que la calle Claudio Alvargonzález (que trascurre por la parte baja de la cuesta del Cholo, entre la Antigua Rula y el ‘Árbol de la Sidra’), aloje casetas de bares en la Semana Grande, en un nuevo formato de ‘Paseo Gastro’.
Es difícil de entender que Divertia no se dé cuenta de que, si algo ya está de por si colapsado, es la Semana Grande, y dentro de ese colapso, Cimavilla se lleva el premio; y que lo único que hace con esta propuesta es fastidiar, aún más si cabe, a los vecinos de la ciudad -sí, al contrario de lo que se deben pensar, aún quedan vecinos en Cimavilla, más allá de las VUT y el turismo ocasional-.
Pero si lo que ocurre es que sí se da cuenta y esto es una medida para engrandecer y saturar aún más la ‘semanona’, la cosa es aún peor, ya que querrá decir que les importa un bledo el ‘barrio alto’… Cosa, perdónenme, que tampoco es de sorprender, teniendo en cuenta que este señor es un tránsfuga que provenía de Vox -el partido que basa su españolidad en ponerse pulseras y, a la vez, hacer loas a que Estados Unidos ponga aranceles a los productos españoles-. Es decir, cero sorpresas en la cuestión de ser incoherentes.
Pero el asunto tiene más lecturas. Una de ellas tiene que ver con el turismo. Es cierto que el turismo que concibe el PP es traer pádel, influencers y predicar jornadas continuas de cachopo. Bueno, eso y, de vez en cuando, ponen MUPIs por ahí, y postes de señalización de sitios random. Nada nuevo. Todo bastante viejuno, como sus políticas que basan el turismo en incentivar que venga gente a beber y a comer, no vaya a ser que se les ocurra mostrar algo más de la ciudad. Pero, dentro de este modelo turístico de los años 60 del siglo pasado, había una cosa que querían plasmar en esos documentos que no sirven para nada, y que nadie ejecuta, como son los Planes Estratégicos de lo que sea -en este caso, de Turismo-, para decir que había que desestacionalizar el turismo en la ciudad. Pues hete aquí que se les ha ocurrido, en la semana más llena de gente de la ciudad, meter más cosas. No se les ocurre hacerlo en febrero, o en marzo… No… Se les ocurre hacerlo en la Semana Grande. En agosto.
Pero hay otra cosa más en todo esto, de la que hemos hablado en otras ocasiones, pero que no puedo dejar pasar cada vez que sucede, y es lo del urbanismo a la carta. La cesión de espacios públicos a empresas y sociedades privadas para que obtengan beneficio es algo que parece que hemos normalizado cuando, en realidad, es una barbaridad. Ceder, de manera constante, aceras, plazas y calzada para el negocio hostelero, sin más, es algo que debería requerir de un mayor debate. Mientras que el resto de negocios de comercio gestionan sus locales en sus espacios, el negocio de la hostelería se ve regado de posibilidades de llegar al cliente en ‘gastro paseos’ y chiringos varios que llenan, hasta el hastío, espacios y barrios en los que, además de haber turistas, hay gente que pretende vivir e, incluso, trabajar en sectores que no tienen por qué ser el de turismo.
Esta venta por cuatro duros de toda la ciudad al turismo de terraza, y al consumo inmediato, nos acabará llevando a convertir la ciudad de Gijón en una franquicia más del ‘día y medio de consumo, y a otra cosa’. Nos hará perder cualquier perspectiva que no sea la de estar al servicio de quien venga a pagar por comer en una terraza con vistas al mar, mientras que los vecinos de Cimavilla se las ven y se las deseen para llegar a su casa. Estas políticas depredadoras acabarán convirtiendo Gijón en una ciudad pensada únicamente para los turistas y no para los vecinos.
Camino a eso vamos.
Creo que existe más Gijón fuera de Comavilla y el centro.
Estan ei resto de los barrios de Gijón que también quieren ver turistas, porque de cada 100 turistas que visitan Gijón 98 de ellos y por si solos sin ninguna indicación, van a subir al barrio, no necesitamos más promoción; por eso mostremos el resto de Gijón que también merece la pena.
Para eso se puso a OTEA en el consejo de administración de DIVERTIA, para que pudiera mangonear a gusto y el tránsfuga apesebrado en el puestín a coger les perres y a poner en marcha lo que le mande OTEA que para eso cobran él y su gerente, amigo y compañero de quiebras de empresas….