«Nada salió bien para los sportinguistas. El arbitraje fue contraproducente para los intereses de los asturianos y se toleraron, incluso, agresiones (…). La gota que colmó el vaso fue el gol (…) en el que el portero gijonés Amadeo fue descaradamente empujado»
Vuelve el torneo copero, seguramente el campeonato nacional que mejor se le ha dado al Sporting. Sus dos subcampeonatos, en 1981 y 1982, dan fe de ello, pero hubo de todo en las participaciones coperas del club… Incluido un abandono de la competición cuando se jugaban los cuartos de final del torneo del año 1924. El club rojiblanco había eliminado en primera ronda al Racing de Santander con facilidad, tras una goleada por 7 a 0 en la ida en El Molinón, y un 2 a 3 en la vuelta jugada en El Sardinero.
En cuartos de final, al conjunto gijonés le tocó batirse contra el todopoderoso FC Barcelona. El Sporting cayó derrotado por 2-0 el 6 de abril, en tierras catalanas, en el campo de Les Corts. Idéntico resultado se produjo una semana después, pero a favor del equipo asturiano, en El Molinón, que arrojó un lleno histórico. Así, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) dispuso que se celebrara un encuentro de desempate en un terreno neutral. Se acordó disputarlo en el Metropolitano de Madrid el 16 de abril de 1924. Y esa fecha pasará a la historia por el ‘robo’ padecido por el Sporting, y por ser la única vez que el club gijonés abandonó, en un partido oficial, el terreno de juego antes del pitido final.
El árbitro designado para el encuentro fue el madrileño Luis Colina, que era también presidente del Colegio Nacional de Árbitros. Un prestigioso colegiado que llegaría a ser también seleccionador nacional, aunque fuera en un único encuentro. Algunos aficionados se desplazaron expresamente en tren desde Gijón, a los que se sumaron miembros de la numerosa colonia asturiana de la capital.
Nada salió bien para los sportinguistas. El arbitraje fue contraproducente para los intereses de los asturianos y se toleraron, incluso, agresiones por parte del futbolista culé Pepe Planas. La gota que colmó el vaso fue el gol que supuso el definitivo 3 a 1 a favor de los catalanes, en el que el portero gijonés Amadeo fue descaradamente empujado. Los jugadores rojiblancos, indignados, decidieron retirarse del terreno de juego.
La policía tuvo que proteger al colegiado de la furia del público ante su escandaloso arbitraje. Durante casi una hora estuvo el Sporting encerrado en los vestuarios negándose a salir. Los jugadores del F.C. Barcelona exigían que el encuentro se diera por terminado por retirada sportinguista, pero las autoridades presentes trataban de convencer a unos y otros de que el encuentro debía seguir disputándose para evitar problemas de orden público.
Al cabo de muchos minutos de negociaciones se llegó al acuerdo de que ambos equipos saliesen al terreno de juego para disputar los diez minutos que restaban de encuentro. No fue posible porque entonces quien se negó a salir fue el colegiado, alegando que había pasado demasiado tiempo y que, además, el público le había insultado gravemente, dando por terminado el encuentro con el resultado de 1-3 a favor del FC Barcelona.
La polémica trascendió y el presidente de la Federación Asturiana de Fútbol, Avelino Blanco, envió una carta de protesta que, unida a las crónicas periodísticas que relataron lo sucedido, sirvió para que el propio presidente del Comité Nacional de Árbitros, Luis Colina, fuera sancionado durante un mes sin pitar partido alguno por el mismo comité que presidía. El resultado, en cualquier caso, fue inamovible y el FC Barcelona pasó a las semifinales de una Copa del Rey que acabaría ganando el Real Unión de Irún. El conjunto guipuzcoano derrotó al Barcelona en semifinales, y al Real Madrid en la final. El Sporting se quedó con la sensación de poder haber hecho mucho más de no haberse encontrado con el arbitraje del Luis Colina.
